Precalentar el horno a 325 ° F. Colocar seis moldes de 6 onzas en una fuente para hornear de 13 x 9 pulgadas.

Colocar el azúcar granulada, el agua y el jugo de limón en una cacerola mediana; llevar a ebullición suave a fuego medio-alto. Continuar cocinando durante 6 minutos o hasta que el almíbar cambie de transparente a dorado, girando suavemente la cacerola. Continuar cocinando por otros 2 minutos o hasta que adquiera un color caramelo. Verter inmediatamente el caramelo de manera uniforme en cada molde. Dejar enfriar durante unos 15 minutos o hasta que el caramelo se haya endurecido.

Colocar la leche evaporada y el azúcar morena en una cacerola mediana; llevar a ebullición suave a fuego medio. Cocinar, revolviendo con frecuencia, hasta que el azúcar se disuelva.

Batir la calabaza, los huevos, la yema de huevo, el extracto de vainilla y la cáscara de naranja en un tazón mediano hasta que estén bien combinados. Incorporar lentamente la mezcla de leche evaporada caliente en la mezcla de huevo. Colar la mezcla en una taza medidora de vidrio (esto garantizará una textura suave y aterciopelada).

Verter la mezcla en los moldes preparados. Agregar suficiente agua caliente a la fuente para hornear hasta que llegue a la mitad de los moldes.

Hornear durante 55 minutos o hasta que estén listas (los centros deben estar ligeramente temblorosos). Transferir los moldes a una rejilla de alambre; enfriar hasta que esté lo suficientemente frío como para tapar y refrigerar. Refrigerar por 3 horas o hasta que estén completamente fríos. Para servir, pasar un cuchillo por el interior del perímetro de los moldes; invertir en platos.