Precalentar el horno a 325 ° F. Forrar 2 bandejas para hornear grandes con papel pergamino y reservar.

En un tazón mediano, mezclar la harina, el polvo de hornear, el bicarbonato de sodio, la sal, la canela, el jengibre y el clavo de olor. Dejar de lado.

En un tazón grande para batir a velocidad media, mezclar el azúcar morena, el azúcar granulada, los huevos, la calabaza y el extracto de vainilla hasta que quede suave. Agregar la mantequilla enfriada y mezclar hasta que esté combinado.

Incorporar suavemente la mezcla de harina con la mezcla de calabaza hasta que esté combinada. Enfriar la masa para galletas en el refrigerador durante 10-15 minutos.

Colocar el azúcar en polvo en un tazón mediano aparte. Usar una pequeña cuchara para galletas (aproximadamente 1 cucharada) para crear bolas de masa. Colocar las bolas de masa, una a la vez, directamente en el azúcar en polvo y rodar para cubrirlas. Colocar las bolas de masa en las bandejas para hornear preparadas, separadas por al menos 2 pulgadas. Seguir este proceso con la masa restante, trabajando rápidamente para mantener la masa con la consistencia adecuada. Si comienza a ablandarse, regresar la masa al refrigerador por unos minutos para que se ponga firme.

Hornear las galletas durante 14-15 minutos o hasta que estén hinchadas y se hayan formado grietas. Las galletas aún estarán blandas. Retirar las galletas del horno y dejar enfriar en bandejas para hornear durante 10 minutos. Transferir a una rejilla para enfriar completamente.